DÍA 30 - MOMENTOS SANTOS
«Esta es la voluntad de Dios: su santificación». 1 Tesalonicenses 4:3
Cuando yo tenía quince años, tuve un gran mentor espiritual. No sé cómo habría transcurrido mi vida si no lo hubiera conocido. Sin embargo, es difícil imaginar que mi vida hubiera sido tan fructífera o gratificante como lo ha sido. Me animó a leer los Evangelios. Me enseñó a rezar. Me enseñó a cuidar a los pobres y a visitar a los solitarios. Me animó a leer grandes libros espirituales. Observó sin juzgarme cómo yo luchaba tontamente con Dios. Escuchó pacientemente mis preguntas, dudas, excusas y resistencias. Y, quizá sobre todo, me animó a honrar esas verdades sagradas que surgían en mi alma: algo falta, hay más en la vida, y tú tienes más que ofrecer.
Uno de los frutos de esta amistad fue un momento de claridad tan penetrante que ha definido mi vida. Un día, cuando volvía a casa después de reunirme con él, todo lo que habíamos hablado durante meses confluyó en un único pensamiento clarificador: Algunos momentos son sagrados, otros profanos, y nuestras decisiones pueden orientar un momento en una u otra dirección.
Fue un raro momento de claridad en un mundo caótico y confuso. También fue un momento de intensa alegría. Todo lo bueno de mi vida ha estado relacionado con ese momento. Y todo el dolor y la decepción que me he causado a mí mismo y a los demás ha sido el resultado de abandonar la sabiduría que se reveló en ese momento.
En ese momento comprendí lo que era posible. En ese momento aprendí a colaborar con Dios y a crear Momentos Santos. Fue un momento de gracia sin igual. Y he pasado mi vida intentando ayudar a otros a descubrir esa misma claridad y alegría. Es la única manera que conozco de expresar mi gratitud por las infinitas bendiciones que ese momento trajo a mi vida.
Ahora te toca a ti. Este es tu momento. El momento en el que comprendes que, a pesar de lo que ha sido tu vida hasta ahora, e independientemente de cualquier cosa que hayas hecho en el pasado, lo que más importa es lo que hagas a continuación.
Es el momento en que tu vida cobra sentido. Una vez que descubrimos que algunos momentos son sagrados, otros profanos, y que nuestras elecciones pueden guiar un momento en cualquiera de las dos direcciones, la vida por fin empieza a tener sentido.
Esto no es poca cosa. La mayoría de las personas en el mundo secular moderno no pueden encontrarle sentido a la vida. La cultura los ha exiliado de Dios, de la religión y de la espiritualidad. Así, cada día es un intento frustrado de armar el rompecabezas de la vida sin piezas cruciales. Y mientras más desconectadas de Dios estén nuestras vidas, más sin sentido tiene la vida.
Los Momentos Santos inyectan sentido y propósito divinos en cada momento de nuestras vidas. El sentido es crucial para nuestra salud y felicidad. No podemos prosperar como seres humanos sin él. Y no podemos vivir una vida con sentido llenándola de cosas triviales y actividades sin sentido. Los Momentos Santos resuelven el sinsentido de nuestras vidas.
Ahora, exploremos exactamente cómo «nuestras decisiones pueden guiar un momento», pues esta es la esencia de la colaboración con Dios para crear Momentos Santos.
La pregunta crucial es: ¿qué es un Momento Santo?
Un Momento Santo es un instante en el que te abres a Dios. Te pones a su disposición. Dejas a un lado tus preferencias e intereses personales y, por un momento, haces lo que, en oración, crees que Dios te llama a hacer.
Estos Momentos Santos, estas pequeñas colaboraciones con Dios, desatan la pura alegría sin paliativos que experimenté por primera vez caminando a casa aquella tarde cuando tenía quince años. La misma alegría pura y sin paliativos que está a punto de inundar cada rincón de tu ser. Así que empieza hoy. Una de las cosas más hermosas de esta idea es que puedes ponerla en práctica inmediatamente. No necesitas estudiarla durante años. No son necesarias cualificaciones especiales. Estás equipado ahora mismo para colaborar con Dios y crear Momentos Santos. Sabes todo lo que necesitas saber ahora mismo para empezar a activar Momentos Santos en tu vida.
Y esto es lo hermoso. Si puedes colaborar con Dios hoy para crear un Momento Santo, puedes crear dos mañana, y cuatro al día siguiente, y ocho al día siguiente. No hay límite en el número de Momentos Santos en los que puedes participar. La santidad es posible.
La vida se reduce al momento de la decisión. Aprende a dominar el momento de la decisión. Todos tomamos decisiones. Eso es lo fácil. Lo difícil de las decisiones es vivir con ellas. Todos nos arrepentimos. Todos hemos dicho y hecho cosas que haríamos de otra manera si pudiéramos volver atrás en el tiempo. Sabemos que no podemos. Puede que hayamos hecho las paces con esas decisiones hasta cierto punto, pero aun así, en las horas tranquilas nos persiguen.
Si pudiera dar un solo consejo, sería este: toma decisiones con las que sea fácil vivir. Toma decisiones que puedas recordar con nostalgia, como haces con los mejores amigos en los mejores momentos.
La vida son decisiones. Las tomamos constantemente. Pero ¿estamos eligiendo sabiamente? No nacemos tomando grandes decisiones. Es algo que hay que aprender. La sabiduría de Momentos Santos te enseñará cómo convertirte en un gran tomador de decisiones.
Cuando tengas que tomar una decisión, consulta a tu yo futuro. Imagínate dentro de veinte años, recordando este momento, y respeta lo que tu yo futuro te aconseje hacer.
Las decisiones tienen consecuencias. Es una de las verdades fundamentales de la vida. Cuando enseñamos a los niños que las decisiones tienen consecuencias, normalmente se hace énfasis en las consecuencias de las malas decisiones, mientras que a menudo se pasan por alto las consecuencias poderosas y positivas de las decisiones sabias. Los Momentos Santos son elecciones con consecuencias poderosas y positivas. Los Momentos Santos son decisiones con las que es fácil vivir.
Es hora de empezar a llenar tu vida de Momentos Santos. Si echas un vistazo a tu vida, las decisiones con las que te resulta más difícil vivir fueron momentos profanos. Y las decisiones con las que te resulta más fácil vivir, las que aprecias, de las que te sientes orgulloso con razón, cada una de ellas contenía la semilla de la bondad. Fueron Momentos Santos.
La toma de decisiones es una fuerza poderosa en nuestras vidas. Nuestras decisiones, literalmente, dan forma a nuestras vidas. Hacemos el futuro con nuestras decisiones. Lo bonito de las decisiones es que tienes más que tomar. Las decisiones te han traído hasta aquí, pero si no te gusta el «aquí», lo único que tienes que hacer es empezar a tomar decisiones diferentes.
Tus decisiones tienen poder. Si alguien tuviera un poder increíble y lo utilizara para el mal, sería algo horrible. Pero ¿y si alguien tuviera un poder increíble y no lo usara para el bien? Eso también tiene algo de trágico y malo, ¿no?
Ese alguien eres tú. Tú posees un poder increíble. Puedes elegir lo que es bueno y santo o puedes elegir lo que no es santo y es destructivo. Tus elecciones tienen poder.
Así que, déjame preguntarte: ¿qué vas a hacer con el resto de tu vida? ¿Más de lo mismo? ¿Seguir distrayéndote con tonterías sin sentido? ¿Centrarte en lo que puedes conseguir? ¿Seguir soñando con un cambio que sabes que nunca harás? ¿O por fin, de una vez por todas, estás dispuesto a hacer algo con la insatisfacción que te invade el alma?
Si estás listo para un cambio, solo necesitas un puñado de Momentos Santos para inundar tu alma de alegría y mostrarte una nueva y emocionante visión del resto de tu vida.
Así que no dejes que tu pasado te robe tu futuro. Eres más que lo peor que te ha pasado. Eres más que lo peor que has hecho. Dios nunca está a más de una decisión de distancia. Solo se necesita un Momento Santo para cambiar el impulso de tu vida en la dirección correcta.
¿Te has estado preguntando cómo vivirás esta consagración el resto de tu vida? Con un Momento Santo cada vez.
Confía. Entrégate. Cree. Recibe.
LECCIÓN
Algunos momentos son santos, otros no, y tú decides. Llena tu vida de Momentos Santos, de uno en uno.
VIRTUD DEL DÍA
La sencillez: la virtud de la sencillez fomenta un espíritu de satisfacción. Nunca confundas necesidades con deseos. Preocúpate más por lo esencial que por lo trivial. Libérate de las cosas de este mundo para que tu corazón sea libre de regocijarse en la búsqueda de la santidad.
COMUNIÓN ESPIRITUAL
Jesús,
creo que Tú estás verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.
Cada día anhelo más de Ti.
Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.
Ya que no puedo recibirte sacramentalmente en este momento, Te invito a que vengas y habites en mi corazón.
Que esta comunión espiritual aumente mi deseo de la Eucaristía.
Tú eres el sanador de mi alma.
Quita la ceguera de mis ojos, la sordera de mis oídos,
la oscuridad de mi mente,
y la dureza de mi corazón.
Lléname de gracia, sabiduría y valor para hacer Tu voluntad en todas las cosas.
Señor mío y Dios mío, acércame a Ti más que nunca.
Amén.
