Consagración Eucarística
del libro 33 días hacia la gloria eucarística de Matthew Kelly.
Preparación para consagrarse el 2 de febrero Fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo
La Eucaristía es la respuesta
«TENGO UN SUEÑO…»
Estas son algunas de las palabras más citadas de la lengua inglesa fuera de la Biblia. Son las palabras de Martin Luther King Jr. Si hubiera permanecido en las escalinatas del Monumento a Lincoln aquel caluroso día de verano de 1963 y hubiera dicho: «Tengo un plan», ¿se habría convertido en uno de los discursos más memorables de todos los tiempos? No lo creo.
La capacidad de soñar es únicamente humana y un don extraordinario. Esta capacidad otorgada por Dios de mirar al futuro e imaginar algo mejor, para luego volver al presente y trabajar para conseguir ese futuro mejor, es extraordinaria. Sin embargo, desgraciadamente, la mayoría de la gente la infrautiliza.
Piensa en ello un momento. ¿Cuándo fue la última vez que utilizaste la capacidad que Dios te dio para perseguir un sueño personal? ¿Cuándo fue la última vez que, juntos como católicos, tuvimos un sueño común y lo perseguimos con pasión implacable?
Creo que es hora de que todos empecemos a soñar de nuevo. Comprendo que la primera respuesta de muchos será decirnos por qué no funcionará antes incluso de que hayamos empezado. Sin embargo, es hora de superar este derrotismo y volver a soñar como católicos. ¿Dónde están los pensadores de posibilidades de nuestra época? ¿Serás tú uno de ellos? Es hora de que los católicos empecemos a soñar, a imaginar posibilidades audaces y a trabajar juntos en colaboración con Dios para hacer realidad esos sueños.
Así pues, permíteme que te cuente un poco sobre mi sueño, y luego tal vez pueda convertirse en nuestro sueño.
Sueño con que el mundo entero se consagre a la Eucaristía.
Una persona a la vez,
un matrimonio a la vez,
una familia a la vez, un barrio a la vez,
una parroquia a la vez, una diócesis a la vez, un país a la vez.
El mundo entero consagrado a Jesús en la Eucaristía.
Únete a mí en este sueño y juntos podremos hacer algo audaz y visionario. Es un sueño audaz. Pero ¿no es eso lo que se necesita? «Sé audaz y fuerzas poderosas vendrán en tu ayuda», fue la intuición de Goethe. Esas fuerzas poderosas son el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo y todos sus ángeles y santos. ¿No es hora de que los católicos hagamos algo audaz?
Espero fervientemente que mi sueño ayude a alimentar tus sueños y que juntos, como católicos, volvamos a ser un pueblo de posibilidades.
¿QUÉ ES LA CONSAGRACIÓN?
Consagrarse es entregarse a Dios y estar disponible al cien por cien para cumplir Su voluntad en esta tierra. Es un acto de entrega incondicional a Dios. A través del acto de consagración, nos dedicamos abundantemente, de todo corazón y completamente a la voluntad de Dios, renunciamos a nuestras distracciones y egoísmos, y prometemos responder fielmente a la gracia de Dios en nuestras vidas.
En el libro del Éxodo, después del incidente con el becerro de oro, Moisés vio que el pueblo había perdido el rumbo, así que los convocó y les dijo: «Conságrense hoy al SEÑOR …para que hoy Él les dé una bendición» (Éxodo 32:29).
En el Primer Libro de las Crónicas, después de que Dios eligiera a su hijo Salomón como líder, David entregó todo lo que tenía a Dios y al pueblo de Israel. Y luego preguntó: «Y quién quiere consagrar hoy la ofrenda de sus manos al SEÑOR?» (1 Crónicas 29:5, JBS).
En el Libro de Josué, el pueblo elegido de Dios entró a la Tierra Prometida después de vagar por el desierto durante cuarenta años. Josué pidió a los sacerdotes que llevaran el Arca del Testimonio ante el pueblo y dijo: «Conságrense, porque mañana el SEÑOR hará maravillas entre ustedes» (Josué 3:5). Para el pueblo judío, el Arca del Testimonio era la morada de Dios en la tierra, la presencia de Dios entre ellos.
La Eucaristía es Dios habitando hoy entre nosotros. Por eso, hoy te digo, con Moisés, David y Josué:
«Conságrense hoy al SEÑOR… para que hoy Él les dé una bendición».
«Quién de ustedes está dispuesto a ofrecer sus dones al Señor con la misma generosidad» (Biblia El Libro del Pueblo de Dios).
«Conságrense, porque mañana el SEÑOR hará maravillas entre ustedes».
33 Días hacia la Gloria Eucarística es la primera guía para la Consagración Eucarística. Los católicos se han consagrado al Corazón Inmaculado de María, al Sagrado Corazón de Jesús, a San José, a San Rafael, a San Miguel Arcángel, a Santa Ana, al Espíritu Santo, a la Medalla Milagrosa, a Nuestra Señora de Guadalupe, a la Mediadora de Todas las Gracias, a Nuestra Señora de Fátima, a Nuestra Señora de Lourdes, a Nuestra Señora de Czestochowa, a Nuestra Señora del Monte Carmelo, a Nuestra Señora de los Dolores y a la Santísima Trinidad.
Creo que es hora de consagrarnos a Jesús en la Eucaristía, es hora de una
Consagración Eucarística.
EL INCREÍBLE VIAJE QUE TIENES ANTE TI
Estás a punto de embarcarte en un viaje increíble. Este no es un libro más. Es una invitación a participar en un viaje sagrado: una peregrinación espiritual. Es una guía que te conducirá a la esencia de lo que significa ser católico… y cambiará tu vida de la forma más maravillosa.
La Consagración Eucarística llevará tu vida espiritual a nuevos niveles inimaginables, pero también dinamizará tu forma de participar en las relaciones; encenderá una nueva curiosidad por ti mismo y por los demás; transformará tu forma de pensar sobre el dinero y las cosas; reorientará tu vida profesional; te liberará de muchos de tus miedos, dudas y ansiedades; te hará consciente de las esperanzas y sueños que Dios ha puesto en tu corazón; e insuflará nueva vida a tu aprecio por el genio del catolicismo.
A lo largo del camino conocerás a muchas personas que necesitan desesperadamente lo que tienes ahora en tus manos. Espero que lo compartas con ellas. Al compartir este camino eucarístico con ellas, te convertirás en un Misionero Eucarístico, preparando sus corazones para que Jesús entre y transforme sus vidas.
CRISIS DE FE
La Iglesia Católica en los Estados Unidos ha estado en crisis durante décadas. Esta es una verdad incómoda, pero que no cambiará a menos que la afrontemos.
Los católicos modernos están experimentando una crisis de fe. El materialismo y el secularismo llevan décadas erosionando la fe de los católicos. El resultado es más crudamente reconocido en la investigación que muestra que solo el 31 por ciento de los católicos en los Estados Unidos creen que Jesús está realmente presente en la Eucaristía. Las siguientes son algunas estadísticas adicionales que revelan la profundidad y amplitud de esta crisis:
•Más de cincuenta millones de católicos en los Estados Unidos han dejado de practicar su fe en los últimos treinta años.
•Más de la mitad de los adultos estadounidenses educados en el catolicismo (52 por ciento) han abandonado la Iglesia. Solo el 8 por ciento dice que volver a la Iglesia católica es algo que podrían imaginar hacer.
•Hemos cerrado una parroquia católica en Estados Unidos cada tres días durante los últimos treinta y cinco años.
•Hemos cerrado una escuela católica en Estados Unidos cada cuatro días durante los últimos veinticinco años.
•En los últimos cincuenta años hemos perdido un Sacerdote católico del servicio activo cada día en los Estados Unidos por jubilación, muerte, hombres que han dejado el sacerdocio voluntariamente o que han sido destituidos.
•En 1973 había 58.000 Sacerdotes en los Estados Unidos, la media de edad era de treinta y cinco años, y solo el 10 por ciento tenía más de sesenta y cinco años. Hoy hay 37.000 Sacerdotes en los Estados Unidos, la media de edad es de sesenta y cuatro años, y el 40 por ciento tiene más de sesenta y cinco años.
•En la actualidad, 3.500 parroquias de Estados Unidos carecen de un Sacerdote residente.
Estas cifras son reales, pero las estadísticas son frías. Detrás de cada una de estas enormes cifras hay un ser humano, un alma, y una familia, a menudo un matrimonio, y más a menudo que eso, padres que sufren preguntándose por qué su hijo ya no va a Misa y qué estuvo mal en el camino.
A todos nos han afectado personalmente estas estadísticas. Sin embargo, hay otro aspecto que debemos tener en cuenta al trazar el camino a seguir. Intenté captarlo hace más de veinte años, en la frase inicial de la primera edición de Redescubre el catolicismo: «La Iglesia (como tantas otras cosas en la vida) no es tanto algo que heredamos de generaciones pasadas, o que tomamos de nuestros predecesores, sino que es algo que nos prestan las generaciones futuras».
La Iglesia Católica es un préstamo de las generaciones futuras. Las tendencias negativas mencionadas son solo una parte del panorama. Allí donde la fe católica se vive con autenticidad, el genio del catolicismo sigue teniendo el poder de atraer a personas de todas las edades y ayudarles a dar sentido a la vida.
En 2014, en los Estados Unidos hubo 708.979 bautismos de niños, 44.544 bautismos de adultos y 70.117 adultos recibieron la Comunión. Aún más alentadores son los datos que muestran que el 43 por ciento de las personas que se consideran católicas culturales (católicas pero no practicantes) dicen que pueden imaginarse volviendo a la Iglesia Católica en el futuro.
Tenemos que forjar el tipo de futuro que los haga volver.
Es fácil ser críticos, y aún más fácil sentirnos abrumados por los retos a los que nos enfrentamos. Sin embargo, todos somos responsables de esto y tenemos un papel que desempeñar en la renovación de la Iglesia en nuestro lugar y en nuestro tiempo. Para reflexionar sobre nuestro papel y nuestra responsabilidad, te invito a reflexionar sobre esta pregunta: hay 1.200 millones de católicos en el planeta:
¿cómo sería la Iglesia Católica si multiplicáramos tu vida por 1.200 millones?
El catolicismo no ha perdido su poder de transformar vidas. Sin embargo, la gente abandona el catolicismo a un ritmo alarmante en Europa y los Estados Unidos, y no se trata de una tendencia nueva. Por eso, planteo la pregunta: ¿qué vamos a hacer al respecto?
La clave para responder esa pregunta es un dato que es más significativo que todos los datos sobre los que hemos reflexionado colectivamente hasta ahora.
(Fuentes: Centro de Investigaciones Pew, USCCB, CARA, The Dynamic Catholic Institute y la Oficina del Censo de Estados Unidos. Cuando los datos no son del año en curso, el año indicado es el último disponible).
LOS QUE CREEN NO SE VAN
¿Cuál es la diferencia entre las personas que han abandonado la Iglesia Católica en los últimos treinta años y las que se han quedado? Creo que la respuesta a esta pregunta encierra la clave para revitalizar la Iglesia Católica.
Sería fácil escapar a la complejidad de esta cuestión y decir que hay muchas diferencias. Hemos pasado los últimos treinta años perdidos en esa madriguera. Y es cierto. Hay muchas diferencias entre estos dos grupos, pero es igualmente cierto, de hecho incluso más, que una diferencia marca la diferencia esencial entre los cincuenta millones de personas que han abandonado la Iglesia Católica en los últimos treinta años y los que han permanecido.
¿Cuál es esa diferencia? ¿Cuál es esa diferencia esencial?
Que quienes creen no se van. ¿Creer qué? Ellos creen que Jesús está realmente presente en la Eucaristía.
Los que creen en esta única verdad pueden sentir que no están siendo alimentados, pueden estar en desacuerdo con la forma en que su Sacerdote está haciendo las cosas, puede que no les guste la dirección que está tomando la música, pueden tener diferentes preferencias litúrgicas, pueden ser divorciados, y pueden sentirse invisibles y no bienvenidos en su comunidad parroquial. Y, sin embargo, a pesar de todas estas cosas que han llevado a millones de personas a irse, se quedan. ¿Por qué? Porque creen que Jesucristo está realmente presente en la Eucaristía y saben que solo la Iglesia Católica puede ofrecerles este regalo. Podrían ir más allá y experimentar una mejor predicación y una música más dinámica, pero simplemente no están dispuestos a renunciar a la Eucaristía a cambio de eso. ¿Por qué? Porque es un mal negocio. Pero hay que saber y creer que Jesús está realmente presente en la Eucaristía para entender lo malo que es renunciar a eso por algo que, en comparación, es trivial.
Los que creen no se van. Este dato es más significativo que todos los demás datos juntos.
Los que creen no se van. Esta única verdad tiene el poder de cambiarlo todo.
La manera más eficaz de frenar y detener el éxodo que la Iglesia Católica está experimentando en Estados Unidos es llevar a la gente a creer en la Verdadera Presencia de Jesús en la Eucaristía. Y la manera más eficaz de atraer a la gente de regreso a la Iglesia Católica será llevándolos a creer que Jesús está presente en la Eucaristía. Y la manera más eficaz de atraer al catolicismo a personas que ni siquiera se han planteado nunca ser católicas será facilitándoles poderosos encuentros con Jesucristo, que vive hoy entre nosotros en la Eucaristía.
Todos conocemos a muchas personas que han abandonado la Iglesia, y aún más que simplemente han dejado de practicar la fe. Pero ¿cuántas personas conoces que hayan abandonado la Iglesia Católica y que crean en la Verdadera Presencia? Sospecho que ninguna. Yo no conozco a ninguna. Y aquí está la respuesta. Si anhelamos revitalizar la Iglesia Católica en los Estados Unidos, si queremos que nuestros amigos y familiares vuelvan a casa, si queremos evitar a las generaciones futuras el dolor y la confusión que supone abandonar la Iglesia, la Eucaristía es la respuesta. Específicamente, encuentros poderosos que inspiren la creencia en la Verdadera Presencia de Jesucristo —el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad— en la Eucaristía.
Esta es la única cosa: la Eucaristía. Jesús presente en nuestros Sagrarios y custodias, Jesús esperando para darse a nosotros en la Comunión durante el Santo Sacrificio de la Misa.
Los que creen no se van. Es la única y hermosa verdad que lo cambiará todo.
¿QUÉ HACE ÚNICO AL CATOLICISMO?
En el mundo hay 45.000 confesiones cristianas diferentes. ¿Qué es lo que hace única a la Iglesia Católica?
«No es solo una cosa», argumentarán algunos, «muchas cosas hacen único al catolicismo». Y tienen razón. Pero ¿qué es lo que diferencia al catolicismo más que cualquier otra cosa? ¿Cuál es el principal diferenciador entre la Iglesia Católica y las iglesias de cualquier otra esquina?
La Eucaristía. Jesucristo —el Rey de Reyes, el Señor de señores, el Alfa y la Omega— verdaderamente presente: el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad en la Eucaristía. Él es la diferencia.
«Transformar a las personas de una en una es el corazón del plan de Dios para el mundo». Esta es la frase inicial de Los cuatro signos de un católico dinámico. También es la clave para resolver los problemas a los que nos enfrentamos hoy como Iglesia. Dios no transforma parroquias, empresas, escuelas o países. Dios transforma a las personas, y lo hace de una en una. Luego colabora con los que ha transformado para continuar el proceso. El resultado de estas transformaciones individuales es la transformación de matrimonios, familias, parroquias, empresas, comunidades, escuelas y países. Pero el propósito
principal de Dios nunca es la transformación de una organización o incluso de un grupo de personas. Nuestro Dios es un Dios profundamente personal, y se interesa personalmente por cada persona.
Durante los próximos treinta y tres días creo que te convencerás de que una relación renovada con Jesús en la Eucaristía puede ser transformadora.
La revitalización de la Iglesia Católica en los Estados Unidos no se logrará encontrando una idea o un programa que transforme a miles de personas a la vez. Se logrará persona por persona.
Nota: Las iglesias ortodoxa oriental y ortodoxa oriental también profesan la
creencia en la Verdadera Presencia de Jesús en la Eucaristía y la Iglesia Católica Romana La Iglesia reconoce como válida su celebración del Sacramento.
LA EUCARISTÍA ES LA RESPUESTA
Durante veinticinco años, entre 1993 y 2018, viajé cientos de días cada año visitando parroquias y hablando en conferencias por todo el mundo. Durante ese tiempo, hablé en más de 3.000 parroquias católicas en los Estados Unidos.
Desde mis primeros días de viaje, reconocí un patrón, un fenómeno —un hecho observable— que demostraba que se podía insuflar nueva vida a las parroquias y explicaba cómo estaba ocurriendo. Ese fenómeno eran las Capillas de Adoración Perpetua. No era solo una idea. Estaba viva y respiraba. Se había puesto en práctica en muchas comunidades y estaba dando abundantes frutos.
Hay algo poderoso en dar a la gente un lugar tranquilo para pasar tiempo con Dios. Estos apacibles lugares de refugio del ajetreo de la vida y el ruido del mundo eran un bálsamo calmante para las almas de los feligreses. Ofrecían un lugar donde restablecer las prioridades. Un lugar para centrarse en lo que más importa en un mundo enloquecido por las distracciones. Un lugar simplemente para estar con Jesús.
¿He observado otras iniciativas con efectos renovadores en las parroquias? Sí, otra tendencia que observé fue el enorme impacto que Cristo Renueva Su Parroquia estaba teniendo en la renovación parroquial. Pero nada fue más poderoso que el impacto que vi que tenían las Capillas de Adoración Perpetua en las parroquias.
Sin embargo, no basta con construir una Capilla de Adoración. La introducción de una Capilla de Adoración en una parroquia tuvo más éxito en algunos lugares que en otros. ¿Por qué?
Las parroquias en las que la Capilla de Adoración tuvo un impacto más positivo fueron las que tenían un ministerio activo en torno a ella. Esas parroquias destacadas se
dedicaron a invitar y animar a nuevas personas a participar cada mes. Intentaban que todos los miembros de la parroquia participaran de alguna manera, en lugar
de que unas pocas personas que hacían de todo en la parroquia se inscribieran en las franjas horarias y luego lo pusieran en piloto automático.
He visto muchas vidas transformadas por las Capillas de Adoración Perpetua. Como resultado, esas personas se comprometen en su matrimonio, familia, trabajo y parroquia a un nivel completamente nuevo, continuando el efecto dominó de la presencia de Cristo en el mundo.
No debería sorprendernos. No debería ser una gran revelación. Debería ser obvio. Dale a la gente la oportunidad de pasar tiempo en la presencia de Jesús y sus vidas cambiarán.
Es sencillo. Es hermoso. Y funciona. Dale a la gente la oportunidad de pasar tiempo en presencia de Jesús y sus vidas cambiarán.
Todos esos años que pasé en la carretera vi más pruebas de este fenómeno en las reuniones de jóvenes. Reúne a 1.000 jóvenes, a 2.000, o a 5.000. Apaga las
luces, enciende unas velas y coloca a Jesús en la custodia en un lugar elevado en medio de esos jóvenes. El silencio es total. Sus almas aprovechan el silencio
para reflexionar sobre sus vidas. Y una experiencia así puede convencer a una persona para que dedique tiempo a la oración y la reflexión en silencio todos los días del resto de su vida.
Tenemos que crear más oportunidades únicas para que la gente encuentre a
Jesús.
Si hacemos lo mismo en las Jornadas Mundiales de la Juventud de Denver, Manila, Sídney, París, Roma, Madrid, Río de Janeiro, Cracovia o Lisboa, con cientos de miles de jóvenes, el impacto es abrumador. Cinco millones de jóvenes se reunieron para la Jornada Mundial de la Juventud en Luneta Park en Manila, Filipinas, lo que llevó a Guinness World Records a reconocerla como la mayor multitud para un evento en vivo en la historia de la humanidad. Cinco millones de personas en silencio contemplativo en medio de un mundo enloquecido. Fue sobrecogedor.
Muchas personas encuentran a Jesús por primera vez en su vida en la Adoración. Es allí donde tienen su primera experiencia personal de Jesús. Pueden haber oído hablar de Jesús toda su vida, pueden haber recibido a Jesús en la Eucaristía cada domingo, pero hay algo en la experiencia de Jesús en la Adoración que lleva a la gente a conocerlo. Este cambio de saber de Jesús a conocer a Jesús lo cambia
todo.
Y una vez que han despertado de esta manera, el Espíritu Santo los lleva a vivir su fe y a participar en todo tipo de ministerios. Aquí es donde empezamos a ver las diferencias entre los católicos muy comprometidos y los católicos desentendidos. Mientras más desentendido está un católico, más trata la fe como un consumidor. Los católicos más comprometidos asumen el corazón y la mente de un discípulo, buscando constantemente formas de compartir la alegría que
han encontrado con todos los que se cruzan en su camino en la vida.
Estoy convencido de que la renovación de la Iglesia Católica será una renovación eucarística, o no habrá renovación alguna. No hay otro camino.
El mundo tiene muchos problemas. La Iglesia tiene muchos problemas. Tú
tienes muchos. Yo tengo muchos. ¿Es posible que la Eucaristía sea la respuesta a todos nuestros problemas? ¿Puede ser tan gloriosamente sencillo? Descubrámoslo juntos.ibilidades.
¿Cómo hacer esta consagración?
Durante los próximos treinta y tres días vas a hacer una peregrinación espiritual. Algunas personas peregrinan a Tierra Santa, Fátima, Lourdes, Santiago de Compostela o Roma. No obstante, esta peregrinación espiritual puedes hacerla en la comodidad de tu sillón favorito. Y, sin embargo, será el viaje más largo que hayas hecho jamás sin moverte ni un centímetro.
Una peregrinación es un viaje sagrado con una intención específica. Nuestro viaje será un viaje interior, y nuestra intención específica es la Consagración Eucarística.
Pretende ser un manual para tu peregrinación espiritual. Las lecturas, oraciones y otros recursos están organizados día a día y bajo un tema semanal. Es un tiempo de preparación para la profunda experiencia de la Consagración Eucarística. Las reflexiones están diseñadas para ser profundamente espirituales e intensamente prácticas.
Esta preparación requerirá unos quince minutos cada día. Esta es una guía paso a paso para cada día:
Busca un lugar tranquilo.
Lee la reflexión.
Reflexiona durante unos minutos sobre la idea que más te haya llamado la atención de la lectura.
Reza la Comunión espiritual.
Busca oportunidades para adoptar la virtud del día en medio de tus actividades cotidianas.
¡Que tengas un buen día!
El viaje durará treinta y tres días. Cuatro semanas y cinco días. Cada semana está organizada en torno a un tema y diseñada para prepararte para tu consagración el día treinta y tres, pero también para educarte e inspirarte sobre el extraordinario poder de la Eucaristía.
Primera semana: La Eucaristía y el peregrino
Segunda semana: La Eucaristía y los santos
Tercera semana: La Eucaristía y tú
Cuarta semana: La Eucaristía y la historia
Los últimos días: El momento de la entrega
Si faltas un día, no te desanimes ni abandones. Todas las fuerzas malignas del universo quieren que lo hagas. A veces sentirás la atracción de esos espíritus malignos. Y la atracción de esos espíritus malignos te tentará a abandonar esta peregrinación. No lo hagas. Ve esas tentaciones por lo que son: una prueba de que lo que estás haciendo es un poderoso ejercicio espiritual que va a dar abundantes frutos en tu vida y para el mundo.
Si faltas un día, o dos, o incluso cinco, no te desanimes. El desánimo no viene de Dios.
Si faltas varios días, simplemente lee los días que faltaste y sigue adelante. Estarás tentado a abandonar este viaje o a volver atrás y empezar de nuevo. No lo hagas. Esto de nuevo es solo la atracción de espíritus malignos que no quieren que completes esta consagración.
Si empezaras a rezar el rosario y volvieras a empezar cada vez que te distrajeras, nunca terminarías ni un solo rosario.
Mantén el rumbo. No cedas a la distracción ni al desánimo. No importa lo que pase, treinta y tres días después de empezar: conságrate a Jesús en la Eucaristía. El Día 33 explica claramente cómo completar el Acto de Consagración.
Todo lo que queda por hacer ahora es seleccionar una fecha de inicio. Puedes comenzar tu peregrinación espiritual cualquier día que desees. Sin embargo, es tradición comenzar en una fecha que te lleve a completar la consagración en un día festivo. Teniendo esto en cuenta, al final de esta sección encontrarás un cuadro con algunas opciones para comenzar tu viaje. Encontrarás más opciones en el sitio web Eucharist.us.
Pero ten en cuenta que la Iglesia honra al menos a un santo o solemnidad cada día del año. A algunas personas les gusta concluir en la fiesta de su santo favorito o del santo que les dio nombre. Y si quieres empezar hoy, solo tienes que calcular cuál será tu día de consagración. Creo que es bueno saberlo antes de empezar, así que recurre a la intercesión de ese santo a lo largo del camino, especialmente en los momentos de dificultad y desánimo.
DEJA QUE COMIENCE LA PEREGRINACIÓN
Mientras emprendes tu peregrinación, permíteme compartir una breve historia. Hace muchos años, conocí a un musulmán. Trabajábamos juntos en un proyecto y empezamos a conocernos. Yo le hacía preguntas sobre su fe y él me hacía preguntas sobre el cristianismo y el catolicismo. Esto duró más de dos años, hasta que terminamos el proyecto. Durante todo este tiempo, había una pregunta que quería hacerle pero que me había guardado.
El último día del proyecto hubo un pequeño descanso por la tarde y la Providencia abrió una puerta.
«¿Puedo hacerte una pregunta más sobre su fe?», empecé.
«Claro, cualquier cosa», respondió él.
«Hemos hablado de la creencia católica en torno a la Eucaristía. Así que me preguntaba, si creyeras que puedes consumir a Alá bajo la apariencia de pan, ¿qué estarías dispuesto a hacer para recibir ese pan?».
Me miró largo rato. Puede que fueran cinco minutos. Me pareció una hora. Al principio pensé que lo había ofendido de alguna manera. Pero era un hombre muy concienzudo y era evidente que estaba considerando seriamente mi pregunta.
Entonces se le iluminó el rostro, se aclaró la garganta y dijo: «Si creyera en lo que describes, me arrastraría desnudo sobre cristales rotos al rojo vivo para recibir ese pan».
Todo un contraste con la falta de respeto a la Eucaristía por parte de tantos católicos hoy en día.
Durante los próximos treinta y tres días rezaré y ayunaré por ti. Rezo para que sea un viaje profundo y profundamente místico. Que la Gloria Eucarística de Jesucristo encuentre un hogar en lo profundo de tu alma y permanezca contigo para siempre. Jesús te espera en la Eucaristía, en nuestros Sagrarios y custodias, y en el altar en cada Misa. Su mensaje para ti es inequívoco. En un mundo en el que tantas personas se sienten invisibles, no escuchadas e indignas, Jesús proclama generosamente: Te veo. Te escucho. Te conozco. Eres digno. Estoy contigo. Me importas. Soy tuyo. Tú eres Mío. Y esta es Su invitación: «Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar» (San Mateo 11:28).
Acude a Él. Busca tiempo en Su presencia. Permite que Su presencia te transforme de maneras inimaginables.