DÍA 29 - LLAMADOS A LA SANTIDAD

«Esta es la voluntad de Dios: su santificación». 1 Tesalonicenses 4:3

Cuando piensas en la santidad, ¿qué se te viene a la mente? ¿Muñecas pimpollo? Probablemente no.

Un anciano Sacerdote llamado William Holt caminaba por una concurrida calle del Upper East Side, cuando un fotógrafo le pidió fotografiarlo para su blog en línea, Humanos de Nueva York.

El Padre William aceptó y los dos hombres se pusieron a hablar. Tenía muchas anécdotas tras décadas de trabajo con la gente.

«¿Tiene alguna favorita?», le preguntó el fotógrafo. El anciano Sacerdote no tuvo que pensarlo. «Por supuesto», respondió y se lanzó directamente a la historia. «Una Navidad había en mi parroquia una niña irlandesa de diez años que se estaba muriendo de leucemia. Todo lo que esta niña quería era una muñeca pimpollo. La muñeca más fea que hayas visto en tu vida. Y, además, costaban setenta y cinco dólares. ¡Setenta y cinco dólares! Y para colmo, no se podía conseguir, estaban agotadas por todas partes».

»Su madre me dijo: “He buscado en todas las tiendas”.

»Ese mismo día, una familia de mi parroquia me preguntó qué quería para Navidad. Habían sido muy generosos conmigo a lo largo de los años, y pensé: Si alguien puede conseguirme una de estas malditas muñecas pimpollo, será esta pareja.

»Me vieron pensar y añadieron: “Nos gustaría mucho hacer algo especial para usted, padre William”.

»Sonreí. Sabía que iban a pensar que estaba loco. Y entonces respondí: “Una muñeca pimpollo y dos walkie-talkies”.

»Me miraron desconcertados y dijeron: “¿Está seguro, Padre?”.

»“Sí, estoy seguro. ¡Yo también fui niño!”, les expliqué.

»Unos días más tarde llegó un mensajero con exactamente lo que había pedido: una muñeca pimpollo y dos walkie-talkies.

»La muñeca pimpollo era para la niña. Luego le di un walkie-talkie a ella y el otro a su hermano gemelo, para que pudieran hablar mientras ella permanecía aislada. Se estaba muriendo, y no faltaba mucho, y sin embargo estaba llena de una alegría que pocas veces he visto igualada por nadie en este mundo.

»Después de su muerte, la madre de aquella niña me escribió una carta. Decía: “Gracias por su bondad, su consideración y su expresión práctica del amor de Dios. Esos walkie-talkies fueron la mejor medicina que tuvo ella”».

Hay muchas maneras creativas de recorrer el camino de la santidad. Cuando la historia del momento santo del Padre William Holt se publicó en Internet, la respuesta del público fue increíble. La publicación original recibió miles de comentarios, entre ellos los siguientes:

«¿Dónde está su parroquia, Padre? Su presencia, su perspectiva, su optimismo y amabilidad… ese es el tipo de religión del que quiero formar parte».

«Si este hombre hubiera sido mi experiencia con la religión, quizá hubiera formado parte de ella».

«Incluso alguien como yo que no es religioso puede ver a alguien haciendo la obra de Dios y un corazón bondadoso».«Eres la personificación de lo que defiendes. Lo vives, no solo lo predicas. Gracias. Me has devuelto la fe».

«Si todos los cristianos fueran como él, yo no estaría tan resentido con el cristianismo».

«Me encanta esto. Realmente él está llevando el amor de Dios a las dificultades de la vida real que tiene la gente. Él no minimiza su dolor; camina a su lado».

«No soy religioso, pero este es el tipo de cristianismo que realmente podría abrazar».

Cada persona que comentó está diciendo esencialmente lo mismo: Si las personas religiosas que conocían, que decían amar a Jesús, hubieran creado más Momentos Santos, estas personas seguirían yendo a la iglesia.

Al comenzar estos últimos días de nuestro viaje hacia la Consagración, quiero asegurarme de que tengas muy clara una cosa: que la santidad es posible.

Estás llamado a la santidad y la santidad es posible. Dios no te llamaría a algo que fueras incapaz de vivir. Eso sería imprudente y cruel, y nuestro Dios no es un Dios imprudente y cruel. Es un Dios de misericordia y compasión, un Dios cuidadoso y lleno de cuidados.

Mañana aprenderemos a colaborar con Dios para crear Momentos Santos como hizo el Padre Holt. Hoy, simplemente acariciemos el pensamiento de que Dios quiere que vivamos vidas tranquilas y santas en medio de este mundo caótico.

¿Crees que no puedes? Ese tipo de pensamientos solo son posibles cuando sacas la Eucaristía de la ecuación. Nunca quites la Eucaristía de tu ecuación.

«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:13). «Porque en Él vivimos, nos movemos y existimos» (Hechos 17:28).

Confía. Entrégate. Cree. Recibe.

LECCIÓN

El amor es creativo. La santidad es creativa. Hay infinitas maneras de compartir el amor de Dios con las personas que entran a nuestras vidas.

VIRTUD DEL DÍA

El entusiasmo: la virtud del entusiasmo nos lleva no solo a amar a Dios y al prójimo, sino a buscar enérgicamente oportunidades para hacerlo. Esto refleja el estado del corazón de una persona. La pereza espiritual conduce a todo tipo de problemas en esta vida y en la próxima. Cada día, elige una tarea que hayas estado evitando o descuidando y empréndela con nueva energía.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Jesús,

creo que Tú estás verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

Cada día anhelo más de Ti.

Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.

Ya que no puedo recibirte sacramentalmente en este momento, Te invito a que vengas y habites en mi corazón.

Que esta comunión espiritual aumente mi deseo de la Eucaristía.

Tú eres el sanador de mi alma.

Quita la ceguera de mis ojos, la sordera de mis oídos,

la oscuridad de mi mente,

y la dureza de mi corazón.

Lléname de gracia, sabiduría y valor para hacer Tu voluntad en todas las cosas.

Señor mío y Dios mío, acércame a Ti más que nunca.

Amén.