DÍA 25 - MILAGROS EUCARÍSTICOS

«¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, sino solo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?» Miqueas 6:8

Había una vez un Sacerdote al que lo asaltaban dudas sobre si Jesús estaba realmente presente en la Eucaristía… hasta un día. A partir de entonces, nunca volvió a dudar de que Jesús estuviera realmente presente en la Eucaristía.

Este comienzo puede hacer que parezca un cuento, pero es una historia real, como pronto descubriremos, y hay más de cien como esta que han sido reconocidas por la Iglesia.

A pesar de estar lleno de dudas sobre la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía, el Sacerdote celebraba fielmente la Misa todos los días en cumplimiento de su vocación.

En este día en particular, alrededor del año 700, en Lanciano, Italia, este Sacerdote estaba celebrando Misa en una pequeña iglesia y mientras decía las Palabras de Consagración («Tomen y coman todos de él, porque este es mi Cuerpo que será derramado por muchos») el pan se transformó en Carne viva y el vino se transformó en Sangre ante sus ojos. Hoy se puede ir a Lanciano y ver la Carne y la Sangre que han permanecido allí durante más de 1.300 años. La Carne y la Sangre han sido estudiadas por científicos en varias ocasiones, y se han extraído las siguientes conclusiones: la Carne es verdadera carne humana, y la Sangre es verdadera sangre humana. La Sangre es del tipo AB (la misma en todos los milagros eucarísticos aprobados). La Carne es tejido muscular del corazón. Y no hay evidencia de conservantes o cualquier otro agente químico presente.

Una gran fe y una gran duda van a menudo de la mano, especialmente cuando se trata de aceptar que Jesús está realmente presente en la Eucaristía.

A veces puedes estar plenamente convencido de esta verdad. Al acercarte al altar el domingo, te sientes plenamente consciente y seguro de que es a Jesús a quien recibes. Son momentos de gracia, y este tipo de fe es un don. Otras veces, puedes pensar: «¿Es esto realmente cierto? ¿Está Jesús realmente ahí en esa pequeña Hostia blanca? ¿Tiene esto algún sentido?». En esos momentos, seguro que no eres la primera persona que tiene dudas.

El Milagro de Lanciano es solo uno de los más de cien milagros eucarísticos que se han documentado a lo largo de la vida de la Iglesia.

Igualmente, muchos hombres y mujeres han sido sostenidos solo por la Eucaristía. Santa Catalina de Siena (1347-1380) vivió los últimos siete años de su vida consumiendo solo la Eucaristía y agua. Esto no tuvo ningún efecto sobre su energía, y de hecho, muchos de sus logros dignos de mención se realizaron durante este período.

El 28 de abril de 2001, se celebraba la Adoración Eucarística en la parroquia de Santa María de Chirattakonam (India). De repente, aparecieron tres manchas rojas en la Hostia. Asombrado, el Sacerdote guardó cuidadosamente la Hostia en el Sagrario. Unos días más tarde, al examinarla, descubrió que las manchas se habían dispuesto de tal forma que parecían el rostro de un hombre, que muchos han llegado a considerar el rostro de Jesús. Una fotografía de la Hostia ha inspirado a millones de personas en todo el mundo.

El 21 de octubre de 2006, una parroquia de Tixtla (México) celebró un retiro. Durante la Misa, dos Sacerdotes y una hermana religiosa estaban repartiendo la comunión cuando la hermana se volvió hacia el celebrante con lágrimas en los ojos. La hostia que sostenía soltaba una sustancia roja. Tras las pruebas médicas, se descubrió que era sangre humana de tipo AB, igual que en Lanciano.

Es fácil caer en la trampa de situar estos milagros en un lugar lejano, con personas que nunca conociste. No obstante, es importante recordar lo que Dios está llamando nuestra atención a través de estas historias milagrosas. Él hace milagros para mostrarnos la realidad espiritual más profunda que actúa en las circunstancias de nuestras vidas.

Cada milagro eucarístico revela el hecho de que, calle abajo, en tu parroquia local, cada vez que se celebra la Misa, tiene lugar el mismo milagro. Ocurre de un modo que no es visible exteriormente, pero el pan y el vino se convierten realmente en el Cuerpo y la Sangre de Jesús.

Estos recuerdos extraordinarios pueden disipar nuestras dudas y abrir nuestros corazones a la realidad de la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía. Pero aún más, si abrimos nuestros corazones, estos milagro de la presencia de Jesús a nuestro alrededor, no solo en la Misa, sino en cada momento de nuestras vidas.

Confía. Entrégate. Crea. Recibe.

LECCIÓN

Una gran fe y una gran duda a menudo van de la mano, especialmente cuando se trata de aceptar que Jesús está verdaderamente presente en la Eucaristía. Pide a Jesús que fortalezca tu fe en Su Verdadera Presencia en la Eucaristía hasta que sea inquebrantable.

VIRTUD DEL DÍA

Asombro: la virtud del asombro es un profundo respeto y reverencia por la fuente de toda vida. La contemplación de la vida, la verdad, la belleza, la bondad y el poder de Dios alimentan la virtud del asombro.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Jesús,

creo que Tú estás verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

Cada día anhelo más de Ti.

Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.

Ya que no puedo recibirte sacramentalmente en este momento, Te invito a que vengas y habites en mi corazón.

Que esta comunión espiritual aumente mi deseo de la Eucaristía.

Tú eres el sanador de mi alma.

Quita la ceguera de mis ojos, la sordera de mis oídos,

la oscuridad de mi mente,

y la dureza de mi corazón.

Lléname de gracia, sabiduría y valor para hacer Tu voluntad en todas las cosas.

Señor mío y Dios mío, acércame a Ti más que nunca.

Amén.