DÍA 10 - TERESA DE LISIEUX: JESÚS EN CADA SAGRARIO

«Pongan la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra». Colosenses 3:2

Hace un par de días exploramos un poco la notable historia de la Madre Teresa, pero la historia dentro de la historia es igualmente notable. ¿Te has preguntado alguna vez cómo aprendió la Madre Teresa a vivir, amar y rezar como lo hizo?

Esta pregunta nos lleva a otra asombrosa mujer católica que la Madre Teresa nunca conoció, otra monja que vivía en un convento carmelita en el sur de Francia. Se llamaba Santa Teresa de Lisieux. Teresa creía que el amor se expresa a través de la atención a las pequeñas cosas que llenan nuestra vida cotidiana. La Madre Teresa practicó «El Caminito» enseñado por Teresa, y lo compartió con millones de personas en todo el mundo.

Esta conexión demuestra que cada Momento Santo es un acontecimiento histórico. Cada vez que elegimos amar a Dios, y colaborar con Él para amar a nuestro prójimo, cambiamos el curso de la historia humana, porque nuestros Momentos Santos reverberan poderosamente en las vidas de personas de otros lugares y otros tiempos.

Teresa de Lisieux ingresó al convento a los quince años y murió a los veinticuatro, pero su influencia sigue resonando en la vida de más de 4.500 Misioneras de la Caridad (la orden que fundó la Madre Teresa) que hoy trabajan en 133 países. Es imposible medir el impacto de Santa Teresa de Lisieux en la historia, pero es enorme. La santidad es profundamente personal, pero también comunitaria e histórica. La santidad no es algo que hacemos por nosotros mismos; es algo que Dios hace en nosotros cuando cooperamos. Es algo que Él hace en nosotros, no solo por nosotros, sino por los demás y por toda la historia.

Teresa de Lisieux fue una gran maestra para la Madre Teresa, y compartirá generosamente su sabiduría con nosotros si nos abrimos al «Caminito».

Vivimos en un mundo que rinde culto a la complejidad y la grandiosidad, pero el genio de Dios se encuentra en la sencillez de las cosas ordinarias. La Eucaristía es la máxima expresión de Su camino ordinario, que viene a nosotros en la sencillez del pan y el vino.

Teresa de Lisieux es una de las santas más populares e influyentes de la historia de la Iglesia Católica. El Papa San Pío X la llamó «la mayor santa de los tiempos modernos». Conocida por su amor al camino ordinario, el camino sencillo, «el caminito», defendió una espiritualidad accesible a personas de todas las edades, independientemente de su formación intelectual o su vocación.

Su enfoque de la vida espiritual era sencillo y práctico. Y este modelo de santidad es hoy más poderoso que nunca.

Te ofreceré la manera más sencilla que conozco para adoptarlo: consciente de la presencia de Dios en cada momento de cada día. ¿Cómo? Te ofreceré la manera más práctica que conozco. En cada momento, de cada día, durante el resto de tu vida, conoce dónde está el Sagrario más cercano.

¿Dónde está el Sagrario más cercano a tu casa? ¿Qué tan cerca está el Sagrario más cercano a tu lugar de trabajo? Cuando te vayas de vacaciones, averigua dónde está el Sagrario más cercano. ¿Dónde está Jesús? En el Sagrario más cercano.

«¿Te das cuenta de que Jesús está allí, en el Sagrario, expresamente para ti? Arde en deseos de entrar en tu corazón». Estas son palabras de santa Teresa de

Lisieux.

Ella aprendió a vivir con Dios en el momento presente. «Si no viviera simplemente de un momento a otro, me sería imposible ser paciente, pero solo miro el presente, olvido el pasado y me cuido mucho de no anticipar el futuro».

Ella comprendía el amor de Dios por la sencillez. «Nuestro Señor no se fija tanto en la grandeza de nuestras acciones, ni siquiera en su dificultad, como en el amor con que las hacemos».

Pequeñas cosas hechas con gran amor. A esto estamos llamados. A las cosas pequeñas. A las cosas sencillas. A las cosas prácticas. Nuestros egos adoran la complejidad y la grandiosidad, pero son las pequeñas cosas las que conducen al gran amor. Son las cosas sencillas las que hacen florecer nuestras almas.

Confía. Entrégate. Cree. Recibe.

LECCIÓN

Ten en cuenta siempre la presencia de Dios en el mundo. ¿Dónde está el Sagrario más cercano? En cada momento, de cada día, por el resto de tu vida, conoce la respuesta a esta pregunta.

VIRTUD DEL DÍA

Conciencia espiritual: la virtud de la conciencia espiritual se caracteriza por la sensibilidad ante la presencia de Dios. Nos hace conscientes de cómo diferentes personas, cosas y experiencias nos unen a Dios o nos alejan de Él.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Jesús,

creo que estás verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

Cada día anhelo más de Ti.

Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.

Ya que no puedo recibirte sacramentalmente en este momento, Te invito a que vengas y habites en mi corazón.

Que esta comunión espiritual aumente mi deseo de la Eucaristía.

eres el sanador de mi alma.

Quita la ceguera de mis ojos, la sordera de mis oídos,

la oscuridad de mi mente,

y la dureza de mi corazón.

Lléname de gracia, sabiduría y valor para hacer Tu voluntad en todas las cosas.

Señor mío y Dios mío, acércame a Ti más que nunca.

Amén.